La importancia de una buena formación en el ámbito de la traducción

Un traductor es un profesional con amplia formación lingüística en al menos dos idiomas: su lengua materna y una lengua extranjera en la que ha de poseer un dominio muy próximo al de un hablante nativo.

Pero dominar un idioma no significa, ni de lejos, ser un “diccionario con patas”.

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Para empezar, hay mucho más en juego a la hora de realizar una traducción que simplemente trasladar el léxico de una lengua a otra.

Para un traductor resulta imprescindible dominar a la perfección todos los entresijos gramaticales, morfosintácticos, ortotipográficos, etc. de sus dos lenguas de trabajo, para garantizar tanto una comprensión plena e inequívoca del texto original como una correcta expresión en el idioma de destino.

Por si fuera poco, cualquier texto, sea del tipo que sea y de la temática que sea, contiene un sinfín de rasgos culturales y referencias intertextuales que deben ser conocidas por el traductor para no perderse en ambigüedades, metáforas, sátiras y demás.

Es decir, no es suficiente con conocer el idioma, sino que es igualmente importante conocer la cultura de donde procede el texto original y a la que se dirige el texto traducido.

De ahí que, una vez considerados todos estos aspectos, el léxico sea casi lo de menos, pues para eso nos servimos de los diccionarios.

El traductor: un “diccionario con patas”

Para un traductor profesional, es muy común escuchar comentarios del tipo:

“¿Cómo es que no conoces esta palabra? ¿Pero tú no eras traductor?”

“Claro, como eres traductor entiendes todas las canciones en inglés. A ver, ¿ésta qué dice?”

Cuando acabamos de terminar la carrera y todavía nos sentimos inseguros sobre nuestra capacidad profesional, es fácil sentirnos intimidados por estos comentarios, pero con el paso de los años dejamos de percibirlos como un desafío a nuestro intelecto y aprendemos a dar respuestas constructivas para mostrar a nuestro entorno la realidad de nuestra profesión.

En mi caso personal, al conversar con personas que desconocen la actividad de un traductor, intento ponerlas en situación haciendo paralelismos con su propia lengua materna:

 “Piensa en todas las veces que has escuchado a un hablante de tu misma lengua alguna palabra o expresión que tú desconocías porque no se utiliza en tu región o porque es específica de un campo que tú no dominas. Es imposible conocer todas y cada una de las palabras y expresiones utilizadas por los millones de hablantes de un idioma, ya sea tu lengua materna o no.”

“¿Cuando escuchas una canción en tu propio idioma, entiendes toda la letra, las rimas y las metáforas que contiene? Yo, desde luego que no, sobre todo si tenemos en cuenta que la música es algo muy personal y cada uno entiende cosas diferentes (o nada en absoluto) en función de sus circunstancias vitales.”

Entonces, ¿de qué me sirve formarme en Traducción si sigo necesitando un diccionario?

Pues, en primer lugar, para aprender a utilizar el diccionario. Sí, has leído bien. A todos los traductores nos sorprendió igual que a ti cuando empezamos la carrera. “Pero si el diccionario no tiene ninguna ciencia. Buscas una palabra en inglés y al lado viene su traducción al español.” Fácil, ¿no?

Veamos un ejemplo:

Me encuentro con una oración descontextualizada: There’s a jam here. Pongamos que no sé lo que significa jam, por lo que busco en un diccionario bilingüe cualquiera (por comodidad, me voy a Google Translate) y me da el siguiente resultado:

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De acuerdo, entonces lo traduzco por Aquí hay una mermelada. Un momento… Si sigo bajando me da más opciones (38, ni más ni menos), pero no tienen mucho que ver con la mermelada… 

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Entonces, ¿con cuál me quedo?

Lo primero es saber diferenciar qué clase gramatical tenemos entre manos (en este caso, sustantivo o verbo), si es una palabra derivada de otra, si presenta algún rasgo ortográfico que altere su significado (por ejemplo, una tilde diacrítica), etc.

Igualmente importante es tener en cuenta si el hablante utiliza una variedad dialectal en particular y comprobar si alguna de las posibles traducciones que nos ofrece el diccionario es específica de una variedad en concreto.

Por ejemplo, jam significa mermelada en inglés británico, pero no en inglés americano, donde se utilizan los términos jelly o marmalade.

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Saber detectar estos “pequeños” detalles y cómo consultarlos en un diccionario es una de las claves para dar con la traducción más acertada en cada caso.

Depende, todo depende…

La segunda lección que aprende un futuro traductor en su primer año de carrera es la frase que más veces repetirá a lo largo de su vida y que más odiarán aquellas personas que nos consideran diccionarios con patas: “Depende del contexto”.

Sí, señoras y señores, en traducción TODO depende del contexto. Porque en función de qué estemos hablando, esta pequeña oración inofensiva podría referirse a

  • un bote de mermelada (jam jar)
  • un embotellamiento de tráfico (traffic jam)
  • un apuro o aprieto (get into a jam)
  • una actuación musical improvisada (jam session)
  • un atasco en una tubería (pipe jam), en la impresora (paper jam) o incluso en una puerta, ventana o cajón  (the door is jammed)

La cultura es bella

Por último, probablemente la mayor lección que hemos aprendido durante nuestra formación como traductores es la importancia de conocer y respetar los aspectos culturales propios de los idiomas de origen y de destino para no entorpecer la comprensión del texto por parte del lector.

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Imagínate por un momento qué pensaría un niño británico si le decimos que guarde los dientes de leche para el Ratoncito Pérez. Probablemente no entendería nada, ya que en su país es un hada la que le deja una moneda bajo la almohada a cambio de sus dientes de leche (tooth fairy).

O si un maestro de una pequeña localidad de Tailandia oye a un grupo de turistas españoles exclamar “Andreíta, ¡cómete el pollo!” y reírse a carcajadas como si hubieran contado un chiste graciosísimo…


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Sandra Salceda
Sandra Salceda

Traductora autónoma licenciada en 2010 por la Universidad de Vigo. Mi especialidad es la traducción jurada de documentos personales y empresariales, así como la traducción de textos técnicos y jurídicos.

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